La artritis reumatoide es una enfermedad que produce la inflamación de las articulaciones y de los tejidos que la rodean, aunque también puede afectar a otras partes del organismo.
Se trata de un trastorno autoinmunitario, en base al cual el sistema inmunitario, por error, daña los tejidos sanos del cuerpo, de forma contraria a lo que debería hacer que es proteger al cuerpo de infecciones y enfermedades.
Puede ocurrir a cualquier edad, aunque es mas factible a medida que se produce a medida que la persona alcanza la edad adulta, entre los 45 y los 55 años, y se da sobre todo en mujeres. El factor genético tiene un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad, aunque existen otros factores muy influyentes como la obesidad, el tabaquismo, o enfermedades relacionadas con la salud bucodental.
Se trata de una enfermedad crónica y de avance progresivo, cuyo desarrollo normalmente consiste en brotes en los que los síntomas son más agudos y brotes más leves.
Al tratarse de una inflamación articular, los síntomas principales son:
– Dolor, en reposo y con el movimiento
– Sensación de calor
– Sensibilidad
– Enrojecimiento
– Hinchazón
– Dificultad o incapacidad para el movimiento de la articulación
– Pérdida de funciones
– Rigidez articular, que suele ser mayor en el momento del despertar o después de un periodo de inactividad.
– Fatiga, cansancio
– Pérdida de apetito
– Ocasionalmente produce fiebre baja
– A largo plazo puede suponer la deformidad de la articulación
La agudización de los síntomas puede deberse a la presencia de algún desencadenante como el exceso de ejercicio físico, una situación de estrés vital o la supresión de la medicación
Esta es una enfermedad crónica y el tratamiento solo puede aliviar el dolor, pero nunca curar la enfermedad. Por tanto, en aquellos momentos en que los síntomas sean intensos, el impacto de los afectados será muy notorio, lo que les impedirá continuar con muchas de sus actividades básicas diarias, debiendo guardar reposo y hacer ejercicios moderados acordes con sus padecimientos. En los primeros momentos de la actividad las articulaciones que suelen resultar afectadas son las más pequeñas, como los dedos de las manos y los pies, lo cual es un impedimento muy importante para la persona afectada.
Alguna de las restricciones que una persona afectada de artritis reumatoide puede experimentar en su trabajo son:
– Imposibilidad para actividades que impliquen un mínimo esfuerzo físico, por liviano que pueda parecer, ya que el movimiento de las articulaciones se vuelve muy doloroso y frecuentemente tambien rígido.
– Imposibilidad para cargar, mantener y manejar objetos pesados, y en momentos más avanzados de la enfermedad tambien aquellos no tan pesados.
– Imposibilidad para largos periodos de pie o sentado, para subir y bajar escaleras o para caminar por terreno irregular, sobre todo cuando la artritis se localiza en las extremidades inferiores, o para realizar trabajos de precisión o excesivamente manuales cuando se localice en las superiores
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