La osteoartritis o artrosis es una enfermedad crónica y degenerativa que produce la destrucción del cartílago que recubre y amortigua las superficies óseas, el cual puede incluso llegar a desaparecer completamente, con la consecuencia de que los huesos rocen directamente, lo que les empuja a crecer hacia los lados y se producen visibles deformaciones.
Puede clasificarse como primaria, cuando se desconoce la causa que origina la enfermedad, que es el supuesto más común, o secundaria, en aquellos casos en los que se debe a una anomalía articular, un traumatismo o lesión, una infección o un trastorno que lesiona el cartílago, como puede ser la gota.
La artrosis más frecuente es la cerval o lumbar, además de la que aparece en la cadera, en las rodillas o en las manos.
La artrosis es una enfermedad que afecta, sobre todo, a mujeres mayores de 55 años que han alcanzado la menopausia, aunque también puede comenzar entre los 40 y los 50, y su diagnóstico es muy frecuente, para ambos sexos, en edades a partir de los 80 años, ya que con la edad, inevitablemente, el cartílago se hace más delgado. Antes de los cuarenta años si es más frecuente en hombres que en mujeres, habitualmente debido a traumatismos, aunque en edades tan tempranas no suele haber síntomas.
Existe un componente genético que contribuye a las posibilidades de desarrollar artrosis, pero es un factor de riesgo más, como puede ser el sedentarismo, las alteraciones postulares, la sobrecarga articular o la obesidad.
La pérdida del cartílago y el consecuente roce de los huesos produce dolor de tipo mecánico, es decir, que empeora con el movimiento de la articulación o articulaciones afectadas y mejora con el descanso y reposo.
Otros síntomas que pueden aparecer son:
Al tratarse de una enfermedad crónica y progresiva, estos síntomas dependen del estado en que se encuentre y tienden a aumentar con el tiempo.
Desde el primer momento en el que aparece la enfermedad, produce una incapacidad funcional en la persona afectada que le impide seguir con alguna de las actividades básicas del día a día, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un dolor mecánico, lo que inevitablemente empuja al paciente a evitar los movimientos relacionados con la articulación afectada. Además, a medida que la enfermedad avanza las molestias también pueden aparecer en descanso.
Alguna de las restricciones que una persona afectada de artrosis, y siempre teniendo en cuenta que dependerá tanto de la articulación afectada como del tiempo que lleve diagnosticada la enfermedad, puede experimentar en su trabajo son:
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