Las dolencias de nuestro cliente le imposibilitaba trabajar en su profesión habitual de pintor. Su realidad no fue reconocida por el INSS y gracias a nuestra ayuda consiguió que le fuera reconocida una pensión de incapacidad permanente total para el desempeño de su profesión habitual. Finalmente, el Tribunal Superior reconoció que sus dolencias y limitaciones eran incompatibles con los requerimientos de su profesión habitual de pintor, una profesión marcada por importantes exigencias a nivel de hombro, codo y muñeca.
Gracias a nuestra ayuda consiguió el derecho a percibir una pensión vitalicia, en catorce pagas anuales.
Completa este formulario y uno de nuestros letrados se pondrá en contacto contigo lo antes posible.
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